La escena es más común de lo que parece: estás en la playa, disfrutando de tu cóctel con sombrillita, cuando de repente muerdes un trozo de hielo y… ¡crack! Ese no era el sonido de la música del chiringuito. Bienvenido a la temida urgencia dental en vacaciones, una situación que nadie incluye en su itinerario, pero que puede arruinar tu descanso si no sabes cómo reaccionar.
El problema con estas urgencias es que, durante agosto, muchas clínicas están cerradas o funcionan con horarios reducidos. Sin embargo, no todo está perdido: con un poco de información y algo de sangre fría (preferiblemente no en la boca), puedes manejar el contratiempo hasta llegar a un profesional. Lo importante es no entrar en pánico y seguir unos pasos básicos para minimizar el daño y el dolor.
Y sí, sabemos que en verano la tentación de abusar de helados, granizados o bebidas azucaradas es muy alta, pero recuerda que azúcar y sonrisa no siempre son la mejor combinación. Un diente ya debilitado puede romperse en el peor momento. Por eso, además de saber reaccionar, prevenir es clave. Y si tu destino es remoto, conviene informarse antes sobre clínicas de urgencia cercanas.
Lo bueno es que, incluso en pleno agosto, siempre existe alguna solución. Tu dentista de confianza puede orientarte por teléfono y muchas ciudades turísticas cuentan con clínicas 24 horas. Así que, si te enfrentas a una urgencia dental en vacaciones, mantén la calma: actuar rápido y correctamente marcará la diferencia entre un susto pasajero y una visita prolongada a la silla del dentista.
Cómo actuar ante una urgencia dental en vacaciones
- Localiza asistencia profesional lo antes posible: aunque el dolor se calme, no ignores el problema. Las infecciones o fracturas pueden empeorar si no se tratan.
- Enjuaga suavemente con agua tibia: ayuda a limpiar la zona sin irritar más la lesión. Evita enjuagues con alcohol, que pueden empeorar la inflamación.
- Si se ha caído un diente, guárdalo en leche o suero fisiológico: mantenerlo hidratado puede salvarlo si llegas rápido al dentista.
- Aplica frío externo: una bolsa de hielo envuelta en tela reduce la inflamación y el dolor.
- Evita masticar por el lado afectado: así previenes más daños mientras esperas atención.
- Ten a mano el teléfono de tu dentista habitual: incluso a distancia, podrá darte instrucciones precisas para tu caso.
En definitiva, una urgencia dental en vacaciones no tiene por qué convertirse en el final de tu descanso. Con previsión, algo de cuidado y reacción rápida, lo más probable es que vuelvas a tu tumbona antes de que se derrita tu siguiente helado.